Estamos empezando el año y, como es tradición, hace un par de días cumplimos con todos los agüeros para que este año sea mejor y sea una vuelta al sol para recordar. Seguramente nos hicimos propósitos, tal vez los mismos que hacemos año tras año diciendo que éste va a ser el definitivo, pero ahí mismo mientras nos atorábamos con las uvas para comerlas en tiempo récord y así poder pedir nuestros deseos, me di cuenta que para que efectivamente estos 366 días sean memorables tenemos que dejar de tragar entero esperando que unos segundos y un poco de magia nos arreglen el panorama.
Es ese mi propósito para este año: dejar de tragar entero, tomarme el tiempo de asimilar cada cosa que me rodea y que de tantas maneras nos influencian, empezando por la información; cuántas veces nos quedamos con los titulares o con el resumen sólo para tener una idea y de ahí empezar a sacar conclusiones en lugar de buscar y contrastar información, preguntar y no estar satisfechos. En el momento en el que dejemos de aceptar la realidad como nos la plantean es cuando estaremos en capacidad de proporcionar diferenciales y sobretodo de exigir. Entonces aquí les dejo un ejemplo de lo que deberíamos hacer para que nuestro futuro no dependa de 12 uvas y un poco de lentejas.
Hace un tiempo leí un minireporte (porque hay que decirlo, cuando son muy largos nos da pereza) acerca de los costes de producción y de mano de obra en el sector de la industria textil. Dicho informe nos invitaba a ser más estratégicos en nuestros negocios, a deslocalizar la producción para reducir costos y a estar atentos a la velocidad de respuesta sobre lo que pedían los clientes concluyendo que éramos un país estratégicamente localizado pero que para ser competitivos teníamos que hacerlo como los de afuera, pues ya se había comprobado que esa era la fórmula del éxito.
Esta era la tabla de referencia de dicho informe donde si nos damos cuenta Colombia está pagando la mano de obra en el sector textil a casi 5 dólares la hora. Si nos ponemos técnicos eso serian 40 dólares diarios, es decir, 960 dólares mensuales y en el 2014 el promedio del precio de dólar fue $2000 con lo que nos resulta que un trabajador del sector textil ganaba $1’920.000 en Colombia, un sueldo supremamente alto al parecer si lo comparamos con cualquiera de los países de Asia donde es ahora tan popular producir. Había que darle la razón al informe, era descabellado pagar esos sueldos sobre todo si había quien lo hiciera más rápido y más barato. Lo que no decía aquel reporte era lo que en el original especificaban después de la tabla:
“The Werner International Labor Cost Comparison covers all primary textile industry sectors, consisting of spinning, weaving and dyeing & finishing. Cut & sewing operations are not part of these comparisons. Labor cost in the clothing industry is in fact much more difficult to compare since the industry is highly fragmented, with large fluctuations within same geographical regions and size of company. In many countries the informal sector is still occupying a significant position.”1
Después de esta aclaración al parecer la balanza se inclina hacia el otro lado, pues esos resultados parten de una información que corresponde a un sector de la industria textil diferente al de la producción de las prendas; hace referencia a todos los procesos de la producción de la materia prima, una industria que en Colombia está cada vez más decaída y en la que debido a los procesos que desarrolla es necesario tener una formación técnica o profesional y que dicho conocimiento tiene su precio, pues no en vano se ha invertido tiempo y dinero en el aprendizaje de fórmulas, técnicas, procesos e inclusive de investigación. Un sector que abarca desde ingenieros biologos, diseñadores hasta artesanos y en el que le promediamos el pago en menos de 2 millones de pesos. Un sueldo irrisorio si somos conscientes de todo lo que implica el andamiaje del sector textil.
Ese mismo cuadro nos revela otra verdad: los precios en Asia son mínimos porque seguramente están haciendo lo mismo desde hace mucho años, siguiendo una formula inalterable para la creación de una materia prima estándar que ya tienen asumida y a la cual no le agregan ningún valor y en los que seguramente la legislación sea laxa respecto a la industria y sus procesos; por otro lado, países como Suiza invierten una gran cantidad de dinero en investigación de nuevas fibras, acabados y procesos que sean más eficientes, sostenibles y duraderos, industrias que no están conformes con lo que ya tienen sino que quieren ser propositivos, que hacen alianzas transversales con universidades y marcas para innovar constantemente. Porque, aunque en la moda lo más evidente siempre es la forma cada vez más la materia está ganando un terreno privilegiado pues es lo que está empezando a marcar la diferencia.
Dicho esto, sólo nos queda un mal sabor de boca, saber que la industria colombiana esta desamparada porque nosotros mismos como creadores preferimos mirar hacia afuera para buscar ser mejores y más rápidos y más baratos. Saber que no estamos dispuestos a dar un peso más para que hacer investigación, producir y mejorar se haga dentro de los limites nacionales. A impulsar lo que es nuestro, mirar al interior y rescatar nuestras costumbres y tradiciones y de esta manera empezar a crear un ciclo productivo que nos identifique y que nutra la industria creativa, ¿qué sería mejor que poder decir que todo está producido y hecho en Colombia?
Para acabar la última frase del texto aclaraba que hacer una medición en cuanto al salario de corte y confección era especialmente difícil debido a la informalidad que es regla general del sector. Esto es un dato más que es alarmante pues hace evidente la falta de control y de intención del grueso de la industria para crear, ofrecer y mejorar oportunidades de trabajo adecuadas a la fuerza humana que hace posible su crecimiento.
En conclusión, para ser mejores y poderle hacer frente al mercado tenemos que dejar de querer ser como los demás y seguir el camino de los otros. Cada sociedad y cada economía tienen sus propios eventos y factores que las moldean: saber identificarlos y sacarles provecho es lo que nos dará resultado, por lo tanto no tenemos que mirar afuera ni tampoco tragar entero porque no todo es exactamente como nos lo dicen.
1 http://www.werner-newtwist.com/en/newsl-vol-011/index.htm
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